Tanto los profesionales, como el pueblo en general consideran que aunque haya adulterio, no es lo mismo una aventura aislada sin vínculo emocional, que una relación «seria» y estable. Sin embargo, es esta relación de amantes la que mayores estragos provoca. Cuando cabe otro de manera estable, comienza la tragedia. No es lo mismo llamar al diablo que verle llegar.
¿Cuál es el impacto de la infidelidad? ¿Quién sufre más? ¿Cómo puede afectar a la pareja, a la familia y a la tercera persona?
La infidelidad es la principal causa de separación y violencia intrafamiliar. A nivel psicológico, muy pocos eventos estresantes generan tantas y tan variadas repercusiones negativas. Marido, mujer, hijos, amigos, familiares, amado y concubina, amada y galán, amante, querida, todos se ven afectados.
Cuando el que es víctima del engaño lo descubre, recorre toda la gama de las emociones negativas posibles: depresión, resentimiento, ira, hostilidad, ansiedad, estrés, decepción, venganza, envidia, asombro, negación, sorpresa, agresividad, incredulidad, sorpresa, aislamiento, frustración y baja autoestima. La rabia y la impotencia son malas consejeras, de ahí la violencia intrafamiliar en estos casos. Ya lo afirma Walter Riso en su libro Jugando con fuego:
“El juego de la infidelidad no es fácil de jugar. Las reglas son complejas y potencialmente nocivas. Y tal como lo demuestra la psicología clínica, cuando se sale de las manos no queda títere con cabeza”.
“La infidelidad, aunque no se ve, se siente. Los responsables del adulterio también sufren. No hay felicidad completa. De un lado, culpa y arrepentimiento, pánico a ser descubierto, tensión, indecisión y brotes de auto castigo, goce mayúsculo, felicidad desbordante, atracción por lo clandestino y un enamoramiento que los transporta al más allá. Este «sube y baja» cotidiano entre el gusto y el disgusto, la alegría y la tristeza, los encuentros y las lejanías, los escapes y los regresos, mas la presión que genera un conflicto en apariencia irresoluble, rápidamente va minando la estabilidad emocional del que engaña”.
Recuerde, la confianza es fundamental para establecer cualquier vínculo saludable. No podemos tener una verdadera relación significativa sin un tono emocional seguro, confianza básica. Construirla toma años y se pierde en un minuto.
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