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Los hijos del divorcio IV

Muchas parejas «muertas» emocionalmente se mantienen unidas por los hijos que les sirven de «chiclets» para mantener unidos a papá y mamá, a un precio muy alto. ¿Por qué? Simplemente porque nadie puede dar lo que no tiene y una pareja muerta no puede dar felicidad, porque no la tiene. No puede dar deseos de vivir, porque no los tiene. No puede dar un buen ejemplo y un buen modelo de lo que debe ser un hogar y una relación amorosa, una relación de pareja, porque no lo tiene. A la larga, solo dará lo que puede dar: amargura, críticas, dolor, pleítos por el poder, celos, agresividad, frialdad, reproches, infidelidades y un gran ETC.

Otros son ilusos, dicen y se lo creen, que sus hijos no se dan cuenta de lo que pasa, «total, nosotros nunca peleamos delante de ellos». Se les olvida que nuestra comunicación es sobre todo no verbal y que sobre esa comunicación no tenemos control. Además, se les olvida que los niños son expertos en la comunicación no verbal, son esponjitas que absorben TODO lo que los rodea, captan todo. No necesitan palabras, mucho menos de papá y mamá, los dos seres más importantes y determinantes en su vida.

¿Qué hacer, cómo evitar tanto dolor? ¿Cómo parar de dañar a los que más queremos en la vida, nuestros hijos?

Son muchas las respuestas, pero pienso lo siguiente:

  1. Debemos educar para la vida, para la pareja, preparar a nuestros adolescentes para la tarea más importante que llevarán a cabo: Ser padres y por ende, ser una pareja funcional. Y no una simple clasecita de educación sexual dada por maestros mal entrenados, sino toda una formación que incluya entre otras cosas, el nuevo masculino, la nueva pareja, esa que supera a la pareja tradicional y la que vivimos hoy. La pareja en transición, en fin, la verdadera educación sexual. Ya todo esto es ciencia, pero sigue siendo el secreto mejor guardado del mundo.
  2. Tener verdaderos jueces de familia, capacitar a todo el que tiene que ver con menores y el manejo de divorcio. Insisto, no hay una estructura para aplicar las hermosas leyes que tenemos y si a eso le agregamos el caos que es la justicia hoy día, los jueces que se venden, los abogados delincuentes con títulos, etc. Estamos mal, muy mal.
  3. Cuidar que los padres no se divorcien de sus hijos y esto solo se puede lograr a través de terapia. Si para ello tenemos que copiar a Bélgica y obligar a las personas a asistir a terapia familiar hasta que estén listos para el divorcio y mientras, no dar el divorcio legal, vamos a hacerlo. ¿Qué lo impide? ¿Acaso no tenemos leyes muy modernas?. Esto sería el complemento perfecto.

Gracias a Dios tenemos muy buenos terapeutas familiares, solo tenemos que ponerlos a trabajar.

Quizás estoy soñando, tal vez mi hermana Jocelyn Álvarez de Aquino tiene razón cuando me dice, junto a mi gran amigo Freddy Ginebra, que soy una ingenua. Sí, quizás lo soy. Seguiré soñando pues solo los que soñamos logramos cambios. ¡Ojalá muchos que puedan hacer esto realidad, también sueñen!

 

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