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El abuso sexual es responsabilidad de todos

Cada vez que voy a mi país, República Dominicana, trato de ir al cine. Esta vez salí totalmente emocionada, con unos deseos intensos de compartir mis pensamientos. En ese momento, decidí escribir este artículo.

El tema de esta cinta, basada en una historia real y ganadora del Óscar como Mejor Película es la investigación sobre diversos casos de

 abuso sexual

  a menores cometidos por sacerdotes de la Iglesia Católica en Boston. Esto ocurrió bajo la complicidad de los altos jerarcas de la Iglesia, la sociedad de Boston, los periódicos y un gran y desagradable ETC.

Aquí les comparto, lo que a mi entender, son las importantes enseñanzas de esta maravillosa película:

  • Los estragos que el

     abuso sexual

      y de todo tipo, causa en sus víctimas, mucho más si estos son menores de edad. Este abuso es considerado un crimen porque influye negativamente para siempre en la calidad de vida de las víctimas. Los estudios demuestran que el abuso sexual que ocurre a niños varones, antes de los catorce años, deviene en su gran mayoría en tener una orientación

     homosexual.

      Esto aun cuando el caso se maneje bien y con terapia. El abuso sexual afecta a las víctimas en todas las facetas de su existencia; su sexualidad, su relación de pareja, trabajo, su desarrollo emocional, etc. Al cometer el abuso, se violan las fronteras psicológicas y físicas que todo ser humano tiene y se destruye la confianza en sí mismo y en los demás. Mucho más si quien abusa es una figura que debe proteger al niño. Esto origina inseguridad y

     depresión

      en los niños abusados y puede tener como consecuencias, entre otros factores, el

     alcoholismo,

      trastornos en la personalidad, incapacidad de confiar en los demás, miedo a la intimidad, etc. Entre las figuras protectoras se encuentran los padres, los tíos, los maestros y aún más el sacerdote, a quien los niños y muchos padres ven como un ser especial que representa a Dios en la tierra. Aún más terrible es que el niño siempre cree que tiene la culpa de lo que pasa, está seguro que él lo provoca y esto lo llena de miedos y lo conduce a no comunicar lo que pasa a sus padres. Es por esto que el abuso se mantiene y daña cada vez más profundamente a ese ser humano. Muchos abusadores de menores los amenazan hasta con matar a sus padres si denuncian el abuso.

  • La responsabilidad de la sociedad y por ende, cada uno de sus miembros, de cuidar a sus niños. Lo repito hasta el cansancio y cada vez que puedo: una sociedad que no protege y respeta a sus viejos y niños, no merece la pena llamarse sociedad. La Iglesia, los medios de comunicación y cada uno de nosotros debe actuar al enterarse de un abuso sexual. De no hacerlo, nos convertimos en cómplices. Spotlight (En primera plana) narra la historia real de una investigación hecha por el periódico The Boston Globe que sacudió a esta ciudad. Dicha investigación, premiada por un Premio Pulitzer llevó «a la primera plana» del periódico los abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos, que a su vez fueron ocultados o irresponsablemente trasladados a otras parroquias donde seguían abusando de niños indefensos. Esta cinta nos hizo meditar una vez más sobre la inmensa responsabilidad que tenemos sobre nuestros hombros los que podemos llegar a millones de personas, los que escribimos en un periódico, salimos en un programa de TV o simple y llanamente somos famosos y por ende, incidimos fuertemente en nuestros fans, en la gente común y corriente. Y ni qué decir de los periodistas y comunicadores que «se venden» al mejor postor para distorsionar y ocultar esas noticias, escribiendo mentiras y callando verdades, entre muchas cosas más. Me pregunto si esas personas podrán dormir en paz. Al hacer esto, somos responsables del caos que hay en el mundo y realmente no hacemos nada para que nuestros hijos se sientan orgullosos de nosotros, o sea, no dejamos ningún legado, pasamos por el mundo SIN PASAR.
  • La necesidad urgente de hablar y educar sobre el tema, para darle a los niños herramientas para defenderse y decir NO a cualquier toque indebido que le haga un adulto. Entre otras cosas, no obligue a un niño a besar un adulto. Fomente la comunicación con su hijo, jamás el miedo (ojo a los padres que pegan) y sobre todo, aprenda qué hacer si esto ocurre.