Si usted piensa que en el siglo XXI los hombres y las mujeres ya son iguales en cuanto a oportunidades y derechos, tengo una mala noticia: en nuestro consultorio vemos cada día mujeres en crisis, muchas en consultas psiquiátricas o internas por una profunda
depresión,
buscando afecto, temiendo quedarse solas, sintiéndose solas, sintiéndose “incompletas” y muchas también insatisfechas, no saben qué desean. Necesitan saberlo pero tienen miedo. Y también nos encontramos con mujeres que luchan y van construyendo proyectos para su desarrollo personal, que intentan “equilibrar”, no sin contradicciones, su capacidad de cuidado y atención a las necesidades de los otros y el auto cuidado personal, la atención a las propias necesidades, que tratan de dar sentido a su existencia, de tomar el control de si mismas, y tener un proyecto de vida, como lo tienen los hombres.
Existen condiciones en la vida diaria de las mujeres que generan malestar y sufrimiento, contribuyendo a estos desajustes emocionales que originan enfermedad mental y física:
- El rol maternal como único legitimante; para ser mujer hay que ser madre.
- La materialización de todos los roles, las mujeres hemos sido educadas para dar servicio a todos los demás, extendiéndose esto a todos los vínculos, hijos-as, esposos, padres, compañeros de trabajo, abuelos, etc.
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Los efectos de la doble jornada de trabajo, el doméstico y el extra-doméstico, con la sobrecarga que esto implica. Algunos de los efectos visibles son: agotamiento emocional y físico, angustia, postergación de los logros personales, irritabilidad,
depresión
, alteraciones del sueño y de la alimentación,
ansiedad,
entre otros.
- Las prácticas sexuales displacenteras, el control social es diferente para hombres y mujeres, los permisos y las prohibiciones, las actitudes esperadas, el sentido de las prácticas, son diferentes.
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La doble moral, lo que se permite a ellos está prohibido para ellas. Por ejemplo, la manifestación del deseo sexual, el saber acerca de la
sexualidad
, la búsqueda de placer, la
infidelidad,
etc., siendo esto la causa, entre muchas otras, del malestar femenino.
Todo esto es producto de la desigualdad existente entre los sexos. Tenemos por tanto, que trabajar para lograr esa igualdad. Alcanzar la igualdad con el reconocimiento de la diferencia. La meta de la democracia: que todas las personas sean consideradas ciudadanos y ciudadanas iguales. Las personas somos iguales en tanto seres humanos y diferentes en tanto sexos. La diferencia se produce sola, la igualdad hay que construirla. La igualdad es un ideal ético. No son justas las relaciones actuales, por lo que es un deber ético lograr esa justicia relacional entre ambos sexos. La igualdad significa ignorar las diferencias entre los individuos para un propósito particular o en un contexto específico. Se dirige a eliminar no todas las diferencias, sino un conjunto particular de diferencias. Por el género, la sociedad se ha dividido en dos ámbitos, el femenino (lo privado) y el masculino (lo público). La ubicación de la mujer en el ámbito de lo privado se fundamenta en la diferencia sexual.
Para que las mujeres y hombres compartan de manera equitativa las responsabilidades públicas y privadas, las mujeres deben ingresar al espacio público y los hombres al privado. Ambos sexos deben también responder a la misma ley moral. Como los hombres no se igualan a las mujeres en este aspecto ellas han empezado a igualarse a ellos (cada día hay mas mujeres infieles, casi alcanzando en algunos países a los hombres).
Las mujeres no podemos negar nuestra diferencia ni renunciar a la igualdad. Necesitamos nuevas formas de pensar sobre la diferencia y la igualdad, un nuevo enfoque que no nos obligue a elegir una y renunciar a la otra. Es imprescindible tener en cuenta la diferencia sexual, sin volverla una justificación para “sacar” a la mujer del espacio público. Los hombres y las mujeres pueden ser iguales socialmente sin ser idénticos. La verdadera equidad entre ambos sexos significa alcanzar la igualdad con el reconocimiento de la diferencia.
¡Entonces tendremos menos mujeres en crisis!
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