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\u201cEl trabajo m\u00e1s importante no es la transformaci\u00f3n del mundo, sino la transformaci\u00f3n de nosotros mismos\u201d – Juan Pablo II<\/p><\/blockquote>\n
La familia<\/a> es un lugar de conflicto, aunque deber\u00eda ser el colch\u00f3n donde refugiarnos cuando todo va mal, el \u00fatero que nos sostenga siempre. Lamentablemente, no es as\u00ed.<\/p>\n
En las familias<\/a> surgen muchos tri\u00e1ngulos, no solo cuando un hombre casado tiene una amante y en vez de dos personas en la pareja, hay tres.<\/p>\n
Surgen tri\u00e1ngulos cuando dos hermanos se unen contra un tercero, cuando la madre y la hija se unen para atacar al padre, cuando la abuela o la t\u00eda se unen al padre para criticar o juzgar a la esposa. Nacemos en relaciones de tri\u00e1ngulos, el beb\u00e9 viene al mundo y forma un tri\u00e1ngulo con pap\u00e1 y mam\u00e1.<\/p>\n
Muchos padres se ponen muy celosos de sus hijos, porque de hecho, les roban mucha atenci\u00f3n y tiempo de la esposa. Todo nacimiento de un beb\u00e9 crea conflictos, esa es una de las razones por la que no se debe tener hijos poco despu\u00e9s de casarse. La pareja necesita tiempo para consolidarse y formar un nosotros<\/em>, sin la intervenci\u00f3n de los padres y familiares de ambos. Cosa que casi nunca se logra, debido a que la mayor\u00eda de nosotros nos casamos sin resolver nuestra dependencia de la familia<\/a>, l\u00e9ase mam\u00e1, pap\u00e1, hermanos, abuelos, etc.<\/p>\n