{"id":6339,"date":"2017-08-14T16:03:32","date_gmt":"2017-08-14T16:03:32","guid":{"rendered":"https:\/\/nancyalvarez.com\/?p=6339"},"modified":"2023-04-02T14:29:27","modified_gmt":"2023-04-02T18:29:27","slug":"busca-cupido-cuando-sale-cazar","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/dranancy.com\/busca-cupido-cuando-sale-cazar\/","title":{"rendered":"\u00bfQu\u00e9 busca Cupido cuando sale a cazar?"},"content":{"rendered":"
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El adulterio o infidelidad,<\/a> tiene una funci\u00f3n de ilusionarnos, de sacarnos de la monoton\u00eda y de la rutina, logrando hacernos sentir deseados por alguien e importantes para alguien.<\/p>\n El deseo<\/a> es una ficha fundamental a la hora de hablar sobre infidelidad<\/a>. Al igual que el deseo<\/a>, el erotismo, ese estar dispuesto para el placer, es un atributo y privilegio de todo ser humano. Por cuestiones sociales, se le ha asignado un papel pasivo a la mujer en estos asuntos. Es el hombre quien supuestamente debe seducir y la mujer debe ser pasiva y solo tiene a mano el gustar.<\/p>\n Este ser pasiva de la mujer no es m\u00e1s que una ilusi\u00f3n, el gustar dista mucho de ser algo pasivo. Seg\u00fan Bernard Muldworf<\/a>, el gustar es movilizar la imaginaci\u00f3n hacia un placer eventual y poner en juego la disponibilidad er\u00f3tica del interlocutor. Esta ambig\u00fcedad del gustar, donde se dice s\u00ed diciendo no, s\u00f3lo es posible por la ambig\u00fcedad del deseo<\/a>. El hombre es un ser de deseo<\/a> y no de necesidad, como se ha querido vender.<\/p>\n No me canso de decir que la sexualidad es mucho m\u00e1s que una necesidad fisiol\u00f3gica. Un hombre debe aprender a sentir una satisfacci\u00f3n regulada y diferida desde la ni\u00f1ez. Por ejemplo, el ni\u00f1o debe aprender a comer a ciertas horas, dormir a cierta hora. El ser humano debe aprender a estar con su madre y ver a su padre, a ciertas horas, en fin, el ser humano aprende desde muy peque\u00f1o a diferir la satisfacci\u00f3n de sus necesidades m\u00e1s elementales. As\u00ed empezamos a imaginarnos la experiencia de la satisfacci\u00f3n, y esto es el origen del deseo.<\/p>\n Desear es imaginar la satisfacci\u00f3n que ha de llegar. Considera Muldworf que el hombre es un ser de deseo, pero lo que fundamentalmente desea es amor. El deseo compensa la diferencia entre la necesidad y la satisfacci\u00f3n diferida: es satisfacci\u00f3n imaginaria.<\/p>\n El hombre es por tanto, fundamentalmente un ser de deseo, pero la solicitud impl\u00edcita que est\u00e1 en el fondo de la necesidad del hombre es la solicitud de amor. Es esa satisfacci\u00f3n imaginaria, ese deseo(fantasear, so\u00f1ar con el amado) lo que pone en movimiento el cuerpo y el esp\u00edritu para conseguir la satisfacci\u00f3n real (en este caso hacer el amor). Y es ah\u00ed donde entra en juego el erotismo, creando una especie de oscilaci\u00f3n entre lo imaginario y lo real. Siendo as\u00ed el erotismo el arte de ense\u00f1ar lo que no se da, claro con una serie de transiciones muy sutiles que crean una duda que se convierte en esperanza. La esperanza de que lo deseado, esa satisfacci\u00f3n, est\u00e1 muy cerca, al alcance de la mano.<\/p>\n Insiste Muldworf en que el erotismo es el d\u00f3cil (y caprichoso) servidor del deseo, pero el deseo no es el amo del erotismo. Son sus propios generadores mutuos. La estructura de deseo es la que suscita el erotismo y la existencia del erotismo es la que pone en marcha el deseo. Son como dos c\u00f3mplices que asocian su astucia y sus chanzas para nuestra delicia y para nuestro tormento.<\/p>\n Sin deseo es muy dif\u00edcil entender el amor, el adulterio, el erotismo. Es esa la fuerza que nos arrastra hacia ese ser humano que nos fascina, sin el que ya no podemos estar. Lo que nos lleva a cometer locuras, lo que nos hace ignorar la raz\u00f3n y hacer caso a los sentimientos. Cupido est\u00e1 hecho de una sustancia espec\u00edfica: una mezcla perfecta de deseo, erotismo e ilusi\u00f3n de ser amados.<\/p>\n