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Un traidor

“Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los verdaderos y buenos dominicanos seremos siempre víctimas de sus maquinaciones”. J.P. Duarte.

No podrá mirarse al espejo sin sentir vergüenza de sí mismo,

acostarse con su mujer sin darle la espalda,

dormir con la conciencia tranquila.

no temerle a su sombra en las noches.

No podrá mirar a sus hijos sin sentir lástima por ellos,

ver a los amigos sin bajar la mirada y alejarse,

caminar por las calles sin sentirse perseguido,

sentarse en un restaurante sin miedo al escupitajo,

al abandono y el silencio acusador de los demás.

No podrá descansar ni después de muerto.

Un traidor es una escoria,

crótalo arrastrándose en el fango de su existencia.

Miserable cobarde incapaz de dar la cara,

estropajo humano imperdonable.

Caníbal en la sombra, sigiloso, misterioso y sangriento.

Un traidor es un depredador de la esperanza.

Espantapájaros de la felicidad colectiva.

El pueblo que perdona un traidor

en vez de llevarlo al paredón,

se traiciona a sí mismo.