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¿Cómo es tu relación de pareja?

La mayoría de las parejas que veía en mi consultorio tenía profundos problemas de pareja porque no sabían cómo crear el ‘nosotros’. No lograban avanzar en su relación de pareja porque estaban empeñadas en ganar la batalla por el reconocimiento, dominio y control. Es difícil crear ese nosotros que debe constituir una pareja. Vemos como nuestra sociedad crea personas incompletas, medias naranjas que buscan medias naranjas y terminan sin poder formar una naranja completa.

¿Qué requiere la pareja actual?

Hay una necesidad urgente de que desarrollemos seres humanos completos; mujeres con su parte “masculina” funcionando a toda capacidad y hombres con su parte “femenina” desarrollada. Queremos y necesitamos mujeres capaces de vivir solas, de resolver sus problemas, defender su dinero, mujeres con preparación profesional, completas pero sin perder la parte “femenina”, o sea, su dulzura, su ternura y su vulnerabilidad. A la par, necesitamos hombres fuertes, activos, proveedores, que manejen ese mundo del dinero y de la competencia pero sin perder su lado “femenino”. Para eso deben aprender a dar afecto y ternura, aceptar sus afectos y su vulnerabilidad.

La relación de pareja hombre-mujer ha ido evolucionando y cambiando como todo ser vivo. La pareja es un ente diferente a las dos partes que la conforman. Crece y cambia, pasando por tres etapas. Mirando a nuestro alrededor nos vamos a encontrar con muchas parejas que pertenecen a la primera etapa de la pareja.

¿Cómo es tu relación de pareja?

Tradicional

Esta la vamos a ver mucho entre las personas de más edad, aunque tristemente existen jóvenes que piensan así. En esta etapa el hombre es el experto, el proveedor, el que se relaciona con “el mundo externo”, el dueño y señor. Es el machismo del que tanto se habla. Existe una negociación total de su parte “femenina.” No sabe manejar afectos, no es tierno ni dulce. En el fondo es un hombre débil, necesita mantener a su mujer bajo el yugo para no sentirse inseguro y amenazado por ella.

La mujer en esta relación de pareja es pasiva, tranquila y sometida. Lo primero para ella es ser madre y esposa. Lo que sabe proveer es afecto, apoyo emocional, y seguridad emocional. Su mundo es la casa, los niños, la comida y la familia. Trabajar, ganar dinero y compartir en esos campos la asusta porque no está preparada para eso. “En esta etapa ambos, hombre y mujer, son esclavos de estos roles rígidos y de las expectativas que estos conllevan sin mucha posibilidad de crecimiento personal” (Ríos, Pando, 1987)

En esta situación es muy difícil desarrollar un nosotros. No son dos seres completos y cada uno espera que el otro le dé lo que no tiene y que solo se lo puede dar él mismo. Este tipo de situaciones la vemos mucho en terapia de parejas.

Pareja en transición:

Es la segunda etapa de evolución. Esta mujer ya sabe que existe un mundo “allá fuera” que no es el de la casa y los niños. Se ha preparado y estudiado y por fin acepta su parte “masculina”. Se va mas allá de sus roles de madre y esposa. Descubre el poder, el empuje, y las satisfacciones que dan una carrera, un trabajo.

El hombre de esta etapa acepta y descubre su parte “femenina”, es decir entiende que puede ser gentil, comprensivo, receptivo y sensible. Esto lo lleva a nuevos roles; a ser compañero, una persona que “nutre”, afectivamente hablando, a otros. En esta relación de pareja ambos se sienten desorientados, perdidos e inseguros. Ella se queja de que él se ha tornado demasiado “blandito” y sensible y que ya no se siente protegida. Él por su parte se queja de la independencia de la mujer, de su seguridad excesiva y la acusa de ser dominante, entre otras cosas. ¡La batalla continúa y esto era el día a día en mis sesiones de terapia de parejas!

Pareja del futuro:

Esta es la salida para resolver el drama de la relación hombre-mujer. Esta relación debe caracterizarse por el desarrollo del hombre y la mujer a su máxima expresión. Un hombre completo se casa con una mujer completa. Queda atrás la famosa media naranja, queda atrás el hombre mutilado de sentimientos y afectos que nos da esta sociedad para dar paso al hombre completo, con su parte masculina y “femenina” funcionando a todo dar.      

Lo mismo debe pasar con la mujer. Ya no puede ser la pasiva ama de casa que no sabe defenderse ni luchar por sus creencias y metas. La mujer que solo sabe hablar de las habichuelas y las niñeras quedó atrás.

En esta relación, el hombre sensible y firme acepta y trabaja con su vulnerabilidad así como con su coraje y en relación de igualdad con la mujer. Ella, por su lado, puede verse como una mujer sensible pero consciente de su libertad y alternativas para su continuo desarrollo personal.

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