Lo prometido es deuda. Recientemente escribí un artículo inicial sobre el debate que se generó en Colombia con respecto a la educación sexual. Quedé en contestar esta pregunta que tanta angustia le causa a los padres y que los recalcitrantes en el área de la sexualidad insisten en ignorar y evadir.
Primero que nada, la educación sexual debe empezar desde antes del nacimiento del niño. Nadie puede dar lo que no tiene. Por ende, los padres mal educados sexualmente, los maestros y los medios de comunicación, simplemente le transmitirán a los niños y adolescentes todos sus tabúes y creencias erradas sobre la sexualidad. Como resultado, se les impide a los niños tener una sexualidad integral a la que tienen derecho.
Las consecuencias de negar la educación sexual son terribles, los niños llegan a la adultez sin los conocimientos y destrezas para tener una relación de pareja estable y fructífera, por tanto, difícilmente lograrán una familia que funcione y que aporte a la sociedad un futuro mejor.
Si está pensando qué tiene que ver la educación sexual con todo esto, le diré que BASTANTE. La educación sexual es mucho más que información sexual. Temas sobre cómo evitar los hijos, qué es el pene y la vulva, cómo nacen los niños, qué es la menstruación, etc., son simplemente datos de información sexual. Algo muy diferente a lo que significa educación sexual.
La información sexual se puede encontrar en un libro o en Internet. Un buen sexólogo debe ser experto en información sexual, pero debe ser un maestro en educación sexual. Para esto debe dominar todos los conocimientos sobre la familia, la pareja, la educación de los hijos, cómo criar niños sanos. Debe además manejar cosas tan importantes como la lealtad hacia los padres, qué son las verdaderas relaciones significativas, cómo manejar relaciones cercanas sin miedo a la intimidad y al abandono, la justicia relacional, cómo mantener la confianza, la autoestima y la comunicación, y un gran etcétera. ¿Qué maestros manejan esto? ¿Qué padres lo saben? ¿Cómo podría cualquiera, con un simple entrenamiento de pocas horas, educar a nuestros niños? ¿Cómo? De ahí que es una irresponsabilidad ser papá, maestro, médico, comunicador, etc., siendo analfabetos emocionales y sexuales.
Desde antes del nacimiento, el niño está influenciado grandemente por lo que los abuelos y padres desean sobre su SEXO. “Será una niña preciosa”, dice la abuela, “no, será un varón para que juegue fútbol o pelota conmigo”, dice el papá, y así continúan mientras el niño escucha en el vientre de su madre. Lo peor que se puede hacer es decir “yo quiero una hembra, porque ya tengo un varón”. ¡JAMÁS HAGA ESO! Los niños escuchan y nuestras palabras les influyen. Hacer esto solo contribuye a que su hijo no se sienta aceptado como es. Cuando algún atrevido le pregunte “¿qué SEXO prefieres?”, dígale simplemente: “Solo quiero que sea un niño sano, no importa si es hembra o varón”.
Tristemente, eso depende en gran medida de la educación de los padres, maestros, medios de comunicación, etc., ya que la parte más importante de la educación sexual es la actitud ante la sexualidad de quienes rodean a los niños. De hecho, la parte más importante de la educación sexual es simple y llanamente la actitud de los padres, la familia, la escuela y la sociedad ante la sexualidad.
Por lo que repito, Colombia y cualquier país quedaría muy atrasado si se opta por un plan arcaico por el cual se comience a educar sexualmente a los 11 años. Debemos educar a los padres y asegurarnos de que todo niño reciba educación sexual desde que es concebido.
Seguiré profundizando en el tema. Intentaré responder preguntas tales como ¿qué y cómo se debe enseñar sobre sexualidad en los primeros seis años? ¿Qué debo aprender como padre y qué debo responder? Seguiremos con este tema.
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