Por la Dra. Nancy
Parece que no es suficiente haber pasado por una maldita pandemia durante más de dos años, ni lo que está ocurriendo a nivel emocional en el mundo. Para los políticos no es suficiente el dolor, la desesperanza, los problemas económicos y sociales que hemos sufrido. A ellos solo les importa lograr lo que quieren, robar cada vez más y vivir en su mundo sucio de ambiciones personales (que disfrazan de ser algo importante para su país).
Y si cree que soy pesimista, solo mire hacia Rusia, gobernada dictatorialmente por un sinvergüenza y despiadado Putin, responsable de la matanza y destrucción que hemos visto, atónitos, en los medios.
Estoy fuera de Estados Unidos y muy ocupada, traté de informarme sobre Ucrania y el supuesto conflicto. Lo seguía de cerca cada día en las noticias, antes de salir de Miami. Los analistas políticos, perdidos en el espacio, como la película, decían que lo de Putin era una payasada y que no iba a invadir. Otros, que sí lo haría. Y yo pensaba que, de un criminal como él, se podía esperar cualquier cosa.
Los expertos en conducta humana sabemos que una gran parte de los políticos son, simple y sencillamente, unos psicópatas y narcisistas que conducen el mundo al caos. Y nosotros creemos que no podemos actuar. Basta ya. Ver a niños recién nacidos llorando, la destrucción y la gente corriendo a refugiarse para salvar la vida de sus hijos y de sus viejos. Ancianos llorando al ser desterrados de su tierra, muchos dejando atrás a su familia. En fin, ver lo más horrible que puede pasar a los seres humanos, desvalidos y aterrados, mientras el estúpido de Putin se pasea engreído por su palacio de gran lujo.
Esta tierra ya no da más. Una humanidad sin esperanza, llena de miedo, sin futuro para sus hijos, sin poder proteger a los viejos. ¿A dónde se fueron las promesas de ayuda a este pueblo? ¿A dónde se fueron la OTAN, Estados Unidos, Francia, Alemania y el mundo? ¿Hasta cuándo vamos a soportar que estos políticos locos y sin ideales, y mucho menos valores, nos destruyan?
La época en la que respetábamos y sentíamos admiración por los líderes mundiales quedó muy atrás. Ya no creemos en políticos, y mucho menos en instituciones.
Me da vergüenza ante mi hija, por el mundo tan horrible en que la dejo. Desde muy joven luché y eduqué a las mayorías, por eso elegí la televisión, y hoy las redes, para cambiar este asqueroso mundo. Era lo único que podía hacer.
Perdóname, Estefanía, hice lo imposible para dejarte algo mejor. Me dijiste que solo la oración podía ayudar a la gente de Ucrania. Te juro que además de pelear por los medios, le pido a Dios por ellos, por esos niños. Lo triste es que son estas bestias quienes manejan al mundo, y nosotros se lo permitimos. ¿Hasta cuándo?