Escrito por: Aurora Badillo Calderón
Comentario de la Dra. Nancy Álvarez:
El niño y el adulto deben aprender a expresar sus emociones buenas y malas, a llorar ante pérdidas, heridas y fracasos. Negar los sentimientos es tener una bomba atómica en la mano que tarde o temprano explotará. Mucha gente «priva» de terapeuta porque hizo un entrenamiento de unas semanas y andan haciendo MUCHO daño a la gente. Hay que diferenciar a un coach de vida o consejero, de un verdadero terapeuta. Lo demás es jugar con la salud mental de la gente y dañar en vez de ayudar. De buenas intenciones esta lleno el camino hacia el infierno….
Mañana puede ser un mejor día
¿Es posible enseñarles optimismo a tus hijos? ¡Por supuesto que sí! Aquí te contamos cómo inculcar en ellos una actitud positiva y la costumbre de ver siempre el lado bueno de las cosas.
En más de una ocasión, alguna de mis hermanas ha narrado una anécdota de cierto suceso que vivimos juntas durante la niñez. Al escucharla, me sorprendo porque con frecuencia, aunque estuvimos presentes en el mismo hecho, mis recuerdos emocionales son muy diversos a los suyos.
Si bien es cierto que, como dice La Lupe, cada cual en este mundo cuenta el cuento a su manera, no es menos cierto que a menudo la diferencia en las versiones contadas se debe a que cada cual en este mundo vive el cuento a su manera.
No son nuestras vivencias lo que definen nuestra vida sino la interpretación que damos a dichas vivencias. Cómo nuestros niños dan significado a lo que sucede a su alrededor depende en gran parte de cómo les enseñamos a leer esa realidad. Un claro ejemplo de esto lo vemos en la película La vida es bella en la que el padre majestuosamente caracterizado por Roberto Benigni logra que su hijo viva su estadía en un campo de concentración como una experiencia positiva. En la vida real no se trata de mentir sobre lo que está pasando como sucede en la película sino de enseñarles a nuestros niños a ser resilientes, a superar los momentos duros y a ver el lado positivo de las cosas.
Coloquialmente se dice que todo depende del cristal con que se mire y, aunque no queremos caer en relativismos, reconocemos que sería sano mirar nuestro entorno con ojos más esperanzados. Por eso, para ayudar a nuestros niños a interpretar mejor los eventos cotidianos se sugiere que:
- practique el optimismo y su niño lo aprenderá a través de su ejemplo.
- converse con su niño, cada día antes de dormir sobre cosas buenas que le pasaron durante la jornada y den gracias al universo por ello. Está probado que las personas agradecidas son más felices.
- cada mañana tomen un minuto mientras se desayunan, se visten o van a la escuela para afirmar que éste será un gran día. Por ejemplo, suelo decir: “mira qué brillante está el sol, es señal de que será un día maravilloso”. Cualquier excusa es buena para esperar un buen día: haber dormido bien, desayunar en familia, darse una ducha agradable; en fin cualquier cosa simple de esas tantas que tenemos y con frecuencia no valoramos.
- Enseñe a su niño a alegrarse por los logros de los demás. Por ejemplo, en vez de decir: “debiste haber sido tú”, exclame: “¡cuánto me alegra que a José lo hayan reconocido como mejor estudiante de la clase, sin duda es un estudiante muy responsable!”
- Cuando su niño haga un comentario negativo ofrézcale una respuesta positiva que le haga ver la otra cara de la moneda y si le comenta alguna experiencia negativa, analice la vivencia y reflexione con él desde una perspectiva esperanzadora.
Finalmente, recuerde que hay dos certezas que su niño siempre debe tener: alguien le ama incondicionalmente y mañana puede ser un mejor día.
Escrito por: Aurora Badillo Calderón
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Contacto: Aurora Badillo Calderón
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