La confianza influye bárbaramente en todas nuestras relaciones significativas, y la más importante es la de pareja. Pero también es determinante en los negocios, en el éxito de nuestra carrera, en el trabajo, en la elección de pareja, en la amistad y con nuestros hijos y familias.
Es hermoso cuando sentimos que podemos confiar en alguien. Toma años construir una relación en la que reine la confianza, pero cualquier duda o conducta desleal la desaparece. Construirla nuevamente puede tomar años, o nunca volver a sentirla con esa persona.
El mejor ejemplo es cuando la pareja nos engaña. He manejado casos como estos, donde la pareja engañada dura hasta cinco años en terapia, pero no perdona. Puede no dejar al marido, pero vive acusándolo de lo que hizo, insultándolo y gritándole: “no puedo volver a confiar en ti”. Esto no solo pasa a las mujeres. Es muy común que hombres, cuya pareja le ha sido infiel, den esta razón para justificar el divorcio.
La pérdida de la confianza afecta a toda relación humana. Un jefe no creerá a un empleado que miente constantemente, no hace su trabajo bien y engaña sobre lo que hizo o no. Hasta sus compañeros le pierden la confianza y no quieren trabajar en proyectos juntos.
La confianza está íntimamente ligada a la congruencia. O sea, que cumples tu palabra, eres sincero, transparente, lo que dice tu boca lo afirman tus hechos, eres leal, un ser sólido, que actúa según predica, actúa de acuerdo a sus creencias y valores y no miente.
Otro aspecto que origina la falta de confianza es que la comunicación se afecta claramente. No le contarías cosas importantes de tu vida a alguien en quien no confías. Pero la pareja es un espacio de comunicación de emociones y de sentimientos. Si eso no puede suceder, es una realidad que esa pareja no existe.
La pareja se sostiene en dos columnas. Una es la confianza y la otra es la intimidad. Está ultima no puede existir sin confianza, honestidad, comunicación profunda y un ambiente que me respeta como soy, donde puedo ser yo sin ser rechazado, ser yo estando cerca de ti.
Sobre esas dos columnas, intimidad y confianza, hay una tercera para unirlas. Es la reciprocidad: tú me das y yo te doy. Té estás para mí y yo para ti. Existe justicia relacional.
Vivimos un mundo donde la confianza brilla por su ausencia. Y también casi todo lo que dijimos que necesita una relación. Los seres humanos necesitamos como mínimo cinco relaciones significativas para tener estabilidad emocional. Y sin confianza, compromiso y reciprocidad, eso no es posible.
A crecer y desarrollarnos como seres humanos. La pareja es el lugar para lograrlo.