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Incesto emocional, más común de lo que se cree

Mucha gente no entiende qué es el incesto emocional. Igual que el incesto sexual, es cuando un padre o madre, un padrastro o madrastra o cualquier figura que deba protegerlo y en vez de hacer eso, abusa sexualmente de él, el incesto emocional se trata de una madre o un padre que tratan de llenar sus vacíos emocionales, sus necesidades de afecto con sus hijos, impidiéndole a estos tener una verdadera relación emocionalmente sana, muchos casos impidiéndoles tener parejas.

Me explico, se supone que una madre, padre o cualquier sustituto quien haya criado un niño debe luchar para que este sea más independiente a medida que crece, no sólo en el aspecto físico, también en el aspecto emocional. Todo padre o madre debe entender que cuando sus hijos se casan, se van y se divorcian de sus padres. Esto no implica que dejen de amar y cuidar a sus padres pero sí implica que tienen la obligación de tener a su nueva familia en primer lugar. Poner una frontera entre su familia que ahora es nueva y está formada por ellos y sus hijos.

No es que dejen de visitar a sus padres o deje de compartir con ellos, pero nunca debe dar permiso a que se metan en su vida y tomen decisiones que sólo usted y su pareja deben tomar. Los niños necesitan tener claro a quien obedecer, quién manda y dice que va a pasar en la casa, pero muchos padres que se sienten solos o mujeres que se divorciaron y jamás volvieron a casarse ni  tener pareja se apegan a sus hijos como si fueran unas sanguijuelas y esta cercanía tan extrema impide al niño crecer, ser el mismo y tener una distancia sana entre su madre y el.  Si un niño no crece con esta independencia, si una familia es sumamente aglutinada (todos están uno encima del otro) todos se meten en lo que el otro hace, esto hará daño en el futuro.

Conozco de hecho muchas madres que llegan al extremo de tener llave de la casa de la nueva pareja y llama constantemente para cerciorarse de qué la nueva pareja de su hijo o de su hija, hace lo que tiene que hacer según ella. Desde ver si la comida es la que ella quiere que su hijo coma, hasta sí la ropa está bien planchada. Esto se complica cuando los padres tienen dinero y la nueva familia depende hasta cierto punto de este dinero para sobrevivir. Se convierten casi siempre en unos tiranos, por ejemplo si pagan las vacaciones deciden dónde serán y que se hará. Impidiendo a la nueva familia formarse con sus propias reglas y fronteras.

Sus necesidades emocionales no las llenan. Sus hijos, el sexo, la compañía, la diversión, etc. la debe compartir y recibir de su pareja, no de sus hijos. Esto me recuerda la película “Como agua para chocolate” donde una madre hizo de todo para que su hija no se casara y solo la cuidara a ella.

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