Escrito el 01/10/2015
En mi primer artículo expresaba mi preocupación por lo que está pasando en nuestro país en relación a las células madre. Me preocupa sobre todo porque no existe nada más peligroso que el poder manejado con ignorancia. Es mucho más peligroso que una bomba atómica.
Es preocupante que se intente crear una normativa sobre el uso de estas células en nuestro país, sin previo debate de altura con respeto y apertura sobre el tema. En ese debate debiéramos participar al menos quienes educamos sobre el tema, tenemos experiencia con diversos tratamientos de células madre y/o estamos vinculados con la Sociedad Latinoamericana de Células Madre (Solcema), el Ministerio de Salud Pública e instituciones tales como Conabios y el Colegio Médico Dominicano.
Para catalizar el debate publiqué un artículo previo a este, hablé con personas involucradas en la supuesta normativa, pude leer la Gaceta Oficial que fue el origen de una serie de artículos sobre células madre en el periódico El Caribe y busqué a varias personas que hablan español y se desempeñan en el campo de la investigación en Estados Unidos, para que opinaran sobre el tema. Además, estas personas se han graduado en universidades prestigiosas de Estados Unidos y trabajan en instituciones de primera línea en este campo.
Ya esa primera persona estuvo el día 22 de septiembre en República Dominicana. Su nombre es Dr. Diego Correa y estudió en Yale y Harvard. Actualmente se dedica a la investigación de células madre y hasta hace quince días estuvo investigando en una universidad y en Cleveland Clinic, la clínica más prestigiosa y líder en el mundo en enfermedades cardíacas (para los que dicen que no existen investigaciones en este campo, Cleveland Clinic tiene un edificio dedicado exclusivamente a investigar y trabajar en células madre y problemas cardíacos como lo son los infartos). Actualmente se dedica en la Universidad de Miami a investigaciones de células madre y diabetes, y células madre y ortopedia.
El Dr. Correa fue entrevistado por diversos medios de comunicación para aclarar qué sucede realmente en ese mundo maravilloso de las células madre. Fue enfático en varios puntos:
- Las células madres embrionarias deben ser separadas de las células madres adultas que se obtienen de la grasa y de la médula espinal. Jamás debe confundirse una célula madre adulta con una embrionaria al igual que nunca debe confundirse una célula madre manipulada, (congelada, descongelada, cultivada, etc.) con células madre adultas obtenidas del mismo individuo y usadas en ese individuo el mismo día. Mucho menos debe confundirse células madre transplantadas de una persona a otra. Por ejemplo, de la madre al hijo. Debemos entender de una vez por todas (cosa que yo he repetido hasta el cansancio en múltiples medios de comunicación y en diversos países, incluyendo este) que existen diversos tipos de células madre y que con las que más se trabaja e investiga actualmente es con las células madre adultas obtenidas de la grasa y en segundo lugar con las adultas obtenidas de la médula ósea. Sería bueno aclarar que esta última tienen una cantidad muy inferior de células madre.
- Hay evidencia de que las células madre adultas no producen cáncer. Solo las células madre embrionarias han sido vinculadas a ese flagelo. De hecho, se están realizando experimentos muy avanzados para usar las células madre adultas con el fin de contribuir a que estas ayuden a curar el cáncer.
- Que existen estudios experimentales en el mundo entero en fase III y IV con células madre, en diversas universidades, centros de investigación y clínicas. Tanto en países y continentes avanzados como Japón, E.E.U.U., y Europa y también en países del tercer mundo como Nicaragua, Panamá, Mexico, Colombia, El Salvador, Brasil, etc.
Seguiremos con el tema, pero antes de terminar creo importante destacar que exigimos ser tratados con respeto y que no se siga metiendo en el mismo saco a los sinvergüenzas que mercadean con la salud, de los cuales muchos lo hacen con las células madres y una gran cantidad lo viene haciendo desde antes de yo salir del país hace casi 15 años.
Yo vivi la famosa «pene terapia» realizada por psiquiatras y sexólogos en mi país, abusando sexualmente de pacientes que luego terminaron en mi consultorio. También viví como se realizaban «operaciones» en las que solo se abría al paciente y se cerraba sin extraer nada de su cuerpo, para cobrar algo que no se había hecho y que el paciente no necesitaba.
Es a esos malandros los que hay que llevar a la carcel e insultar y no estar generalizando y queriendo pautar normativas sobre algo que no se conoce a fondo y sin oír a los expertos. Despertemos, estamos en el siglo XXI.
¡Continuaremos!
Sí está interesado(a) en leer la primera parte, aquí esta: ¿Hasta cuándo estaremos en este relajo? (I de III)
Dr. Álvaro H. Skupin, MD, FACP, FCCP
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