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El incesto y sus consecuencias

El incesto es una realidad condenable y penosa cuyas consecuencias las pagan víctimas menores de edad, con frecuencia a un precio muy alto. Revisemos algunos efectos de este abuso sexual.

Más allá de la relación impropia entre un adulto y un menor, el incesto constituye un abuso sexual en una relación de poder. En ese sentido, la traición de la confianza es la que perjudica al niño o la niña, que puede ser víctima del padre, la madre, el abuelo, un tío u otros miembros de la familia. Recuerde que el incesto no solo se refiere a la familia sanguínea, sino también a los lazos de amor, al vínculo que la víctima tenga con el abusador. Por ejemplo, el padrastro.

En el incesto, el adulto tiene más poder y saca ventaja sobre el niño. Por lo general, ese adulto es alguien en quien el niño confía y de quien depende, entonces el niño o la niña no tiene opción para elegir y por lo tanto, desde luego, no es una relación basada en el mutuo acuerdo. Al violentar el cuerpo del niño, se violenta también su confianza y su amor.

La mayoría de quienes cometen incesto son hombres y sus víctimas, niñas. Según estadísticas, en el 60% de los casos de incesto el perpetrador es el padre o el padrastro.

Consecuencias del incesto

  • A consecuencia del abuso sexual, los niños víctimas de incesto son dañados en su necesidad de sentir amor. Por tanto, es común que la búsqueda frenética de afecto dure toda la vida. Como no se sienten amados, ni respetados, su autoestima es muy baja.
  • Al negárseles la validación de sus sentimientos y sus necesidades, las víctimas aprenden que lo que necesitan es de tan poca importancia que se sienten desvalorizadas, e incluso perciben que estos sentimientos las podrían conducir a un desenlace mortal. La depresión y ansiedad son constantes en sus vidas.
  • A medida que crecen, los niños desarrollan un sentido de dominio y control cuando actúan sobre el mundo exterior. Así mismo, establecen límites cuando piden que algo no continúe y ese algo se detiene. Por el contrario, las víctimas de incesto aprenden que no tienen poder y que, a pesar de lo que hagan, no son escuchadas y el abuso sexual continúa. Aprenden y sienten que no tienen control sobre sus vidas.
  • Los niños deben ser amados sólo por el hecho de existir. Deben esperar ser queridos aunque no sean perfectos. Lamentablemente, las víctimas de incesto aprenden que no son amadas por sí mismas sino porque sirven a otra persona.
  • Los niños merecen ser queridos libremente, nunca como una propiedad. En el incesto, las víctimas son una posesión y equiparan el amor con el sentimiento de que deben algo.
  • Los niños deben aprender a establecer límites, a saber hasta dónde llegan ellos física y psicológicamente, y dónde comienzan las otras personas. El incesto destruye este aprendizaje pues las víctimas no existen como seres separados al ser consideradas propiedades sujetas a toda clase de violaciones.

Cuando las víctimas de incesto llegan a la adultez se convierten en sobrevivientes porque, a pesar del horror y la violencia sufridos en la infancia, desarrollan una gran fuerza frente a la vida. Por otro lado, cuando son adultos pueden usar esa fuerza que necesitaron para sobrevivir, a fin de romper con el silencio, la culpa y la vergüenza. Así mismo, pueden buscar ayuda para rechazar el dolor, transformar la rabia y tener una calidad de vida como se merecen.

Tomado de: «Tratamiento grupal para sobrevivientes de incesto«.

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