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¿Cómo identificar si un hombre sabe amar?

A la hora de amar, los hombres tienen muchas limitaciones pues sufren varios conflictos afectivos básicos que les impiden una verdadera vida amorosa.

 

Hemos educado a nuestros hombres como analfabetos emocionales. No saben llorar porque se los hemos impedido y creen que para ser «machos» deben ser agresivos. En un mundo tan violento, donde estamos tratando de que los seres humanos frenen la violencia y le den paso a la ternura, a la compresión y a los afectos hemos olvidado comenzar por el principio; educar de manera diferente a nuestros hombres.

 

A ellos les enseñamos todo lo contrario. Esta agresividad masculina ha sido vista como algo «natural y biológico» y lo hemos justificado diciendo que los hombres tienen más

 testosterona

  y «los pobrecitos» no pueden ser dulces y amorosos.

 

¿Y qué de la influencia de la cultura y la sociedad? ¿Acaso es el hombre un simple animal dominado por los instintos y las

 hormonas

 ? ¡No y mil veces no! Los seres humanos somos superiores a los animales y lo que nos diferencia de ellos es precisamente la capacidad de pensar y cambiar.

 

Sin embargo, los quehaceres diarios de nuestros varones suelen ser altamente competitivos y destructivos. El hombre ya no debe cazar para comer ni enfrentarse a las fieras para salvar su tribu, pero la guerra de hoy es más cruenta. Sólo tiene usted que ver ciertas películas, juegos de video y deportes masculinos, para comprobar el nivel de violencia al que estamos sometiendo a nuestros niños.

 

Si nos fijamos en la época de la escuela, nos aterrará ver cómo la violencia, las burlas, los golpes y la competencia arropan al sexo masculino. Y los profesores, bien gracias. Hablamos de respeto al otro y queremos un mundo diferente, pero educamos para la violencia o nos quedamos de brazos cruzados ante ella.

 

A lo largo de mis sesiones con pacientes adultos veo cómo esas experiencias traumáticas vividas en la escuela marcan para siempre a los hombres y su autoestima. ¡Mientras eso ocurre, los padres, los profesores y algunos psicólogos hablan de «aprender a defenderse», de dejar a los niños resolver estos problemas!

 

Siempre repito algo que me enseñó mi amiga Silvia Imbert “no te metas en los pleitos de los niños hasta que no haya sangre, pero cuando hay abuso debemos intentar detenerlo”. Si quien agrede es mayor, más fuerte, con mayores conocimientos y autoridad, es el momento de actuar.

 

Todo esto es más común en el sexo masculino. Es como si aceptáramos que esas cosas deben pasarle a los hombres. Como si la violencia fuera parte de ser varón. ¡Dejemos de impedirle a los hombres que tengan un acceso libre a la ternura!