Colombia y el conflicto sobre la
educación sexual,
discusión que ha traspasado las fronteras de Colombia y se ha tornado en una discusión a nivel del hemisferio Occidental o quizás mas allá.
Una madre preocupada me escribe a mi Facebook
Por estos días, Colombia enfrenta un tema difícil que es la inclusión de la identidad de género como parte de la
educación sexual
para minimizar la discriminación a los miembros de la comunidad LGBT. Soy de la opinión que pretender que los niños conozcan a esta comunidad por su condición sexual no es adecuado. Ver sus explicaciones me ha permitido entender que conocer qué los define sexualmente es necesario pero no puede ser el factor diferenciador de esta comunidad porque es casi caer en discriminación.
Hoy todo el revuelo que ha causado esta decisión educativa me tiene pensativa. No quiero caer en ideas homofóbicas pero tampoco creo que enseñarle a mis hijos sobre un tercer sexo sea lo mejor para que se les respete. Personas con el conocimiento que usted tiene, y sabiendo que su conexión con nuestro país ahora es más fuerte, ¿qué nos recomendaría a los padres que estamos enfrentando esta reforma? ¿Cómo orientamos a nuestros hijos para respetar a la comunidad LGBT solo porque allí hay personas como en toda comunidad, grupo étnico, religión o país, más allá de su orientación sexual?”.
Quisiera felicitarla. Su pregunta no destila tabúes, ni prejuicios sino un profundo amor por sus hijos y las minorías sexuales. Le prometo que voy a contestarle a través de tres o cuatros artículos comenzando por este. El tema lo amerita. Es difícil, confuso e importante y hasta a mí, que he recibido premios mundiales por mi aporte a la
educación sexual
en el mundo, me ha hecho pensar, meditar, hablar con mi marido y con amigos
homosexuales
sobre el tema, buscando la mejor manera de comunicar esto sin ofender, ni contribuir a más conflicto.
Primero que nada, voy a opinar porque me preocupa mucho el silencio de los sexólogos a nivel mundial ante estos debates. Voy a opinar porque estoy en la etapa final de mi tesis de Doctorado en Sexualidad Humana y conflictos como los que ustedes están viviendo, me hicieron cambiar el tema de mi tesis original. Ahora versa precisamente sobre la orientación sexual. También voy a opinar porque me siento colombiana, mi marido es colombiano, viajo mucho a ese hermoso país y además soy una comunicadora, psicóloga, sexóloga, terapeuta de pareja y de familia. Durante muchos años he tenido estas discusiones tanto en mi país de origen como en Estados Unidos a través de la televisión y los medios de comunicación en general.
Quizás antes de seguir leyendo deba usted revisar uno de mis artículos sobre cómo los políticos y la Iglesia se entrometen en la educación sexual.
El suicidio de Sergio Urrego
En 2015, la Corte Constitucional de Colombia tomó una decisión en el caso de Sergio Urrego, un adolescente de 16 años que en 2014 se suicidó por la discriminación que sufría en la escuela porque tenía una relación con otro muchacho.
La sentencia de la Corte exigía al Ministerio de Educación revisar los manuales de convivencia de las escuelas de todo el país con el fin de impedir que se repitieran casos similares. Ya en el 2013 se había pedido modificar dichos manuales con el fin de prevenir actos de discriminación, incluyendo por género o identidad sexual pero el suicidio de Urrego sacó a la luz la ineficacia del cambio y llevó a que terminara interviniendo la Corte.
Definitivamente, hay cosas muy preocupantes en medio de esta discusión así que iré por partes. Primero que nada, la
educación sexual
debe empezar desde antes del nacimiento del niño. Tristemente, eso depende en gran medida de la educación de los padres, maestros, medios de comunicación, etc. ya que la parte más importante de la
educación sexual
es la actitud de quienes rodean a los niños ante la sexualidad.
Independientemente de que en la escuela se enseñe o no
educación sexual,
los niños y adolescentes se educarán sexualmente. La pregunta del millón de dólares es si seguimos exponiendo a los niños y adolescentes a una pésima
educación sexual
recibida de los amiguitos y formada a través de la pornografía en Internet y las actitudes arcaicas y erradas de sus curas, maestros y gente llena de tabúes y desinformación sexual o si a través de un buen programa de
educación sexual.
La
educación sexual
en Colombia quedaría muy atrasada si se opta por un plan arcaico por el cual se comience a educar sexualmente desde los once años. Ampliaré sobre esto más adelante pues es un asunto determinante.
Como Psicóloga Clínica, sexóloga, terapeuta familiar y de pareja con más de treinta años de experiencia, no puedo estar de acuerdo con muchas cosas que he leído y que es parte del conflicto actual. Cosas tales como decir que la identidad sexual y de género son SOLO una construcción social. He revisado absolutamente todas las investigaciones realizadas en el campo de la orientación sexual y no hay nada que confirme esto. Además de que ya sabemos que en aspectos de conducta humana, y hasta en enfermedades, es muy difícil trazar la línea de dónde comienza la cultura y hasta donde es la natura.
Existen investigaciones que confirman cómo la mente, la
depresión
y la rabia tragada nos pueden llevar al cáncer. Tampoco hay nada que confirme que el homosexual nace. Sí hay muchos estudios que confirman que la familia, la relación de los hijos con sus padres y la relación de los padres entre ellos, el abuso sexual, y muchas cosas más, se encuentran ligados a la
homosexuales
y afectan la orientación sexual. Pero ojo, eso no solo ocurre en la orientación sexual e identidad de género de las minorías sexuales, también pasa en los heterosexuales.
A continuación les comparto un correo electrónico de la Senadora Ruby Thania Vega de Plaza, del derechista Partido Centro Democrático:
«Resulta altamente peligroso para la esencia de la familia como núcleo de la vida en sociedad, que a través de políticas públicas provenientes del Ministerio de Educación, bajo terminología disfrazada como ‘identidad de género’, se pretenda adoctrinar a estudiantes de colegios con la falsa premisa que la identidad sexual proviene de una construcción social».
Escribiré sobre este correo ampliamente ya que sobre eso versa mi tesis y llevo más de un año y medio investigando. Además, no veo por qué discutir algo tan complicado y multifactorial con niños y adolescentes. Esto lo debemos discutir entre adultos y sobre todo los sexólogos, terapeutas familiares, psicólogos infantiles, terapeutas de pareja y un gran ETC.
A mi hija solo le enseñé a respetar y amar las minorías sexuales y 30 años más tarde veo como me funcionó. Pienso que aunque la intención quizás sea buena, solo va a despertar cosas como las que están ocurriendo en Colombia. También entiendo el dolor de esas minorías y lo injustos que seguimos siendo con ellos. Ellos no eligen ser así y es un abuso rechazarlos y maltratarlos.
Defiendo infinitamente, y hasta con mi vida de ser necesario, a las minorías sexuales. Mi tesis para obtener mi Maestría en Terapia Sexual y de Pareja versó sobre
homosexualidad
y desde los años ochenta he defendido a los
homosexuales
y las minorías sexuales ante el ex arzobispo mi país, la prensa, los medios de comunicación e incluso en juicios a los que asistí como experta en sexualidad. Defendí
homosexuales
falsamente acusados de estar involucrados en abuso a menores.
Debería darnos vergüenza y como creyente en Dios pienso que Él nos pedirá cuentas sobre el daño que le hacemos y le hemos hecho a los
homosexuales,
lesbianas, personas transgénero, etc. Ellos no deciden su orientación sexual, tampoco deciden a quién desean, ni de quién se enamoran. No es necesario justificarse defendiendo que esto es hereditario, que se nace así o que es una construcción social. Simplemente, no existe un ser humano que pueda decidir a quién desea y de quién se enamora. Por en-de, no es responsable de lo que siente y tiene la libertad de sentir lo que siente, ya que esto es uno de los principios más importantes para tener salud mental.
Nadie elige su orientación sexual, ni decide hacia dónde va su deseo. La orientación sexual está determinada, entre otras cosas, por a quién deseamos sexualmente, de quién nos enamoramos y con quién tenemos una relación íntima y significativa. La sexualidad abarca muchas más cosas que la orientación sexual, y de eso escribiré extensamente.
Por último, quiero cerrar esta primera parte con lo siguiente:
No creo que la Iglesia, ni los políticos deban tener vela en este entierro. La primera porque está predicando la moral en calzoncillos. Debieran enfocarse en no seguir permitiendo, ni tapando a pedófilos en sus abusos a menores. ¡Que ya se sabe científicamente como esto contribuye a serios problemas sexuales y de todos los tipos! Los políticos no tendrían que intervenir porque simplemente no saben nada del asunto. ¡Zapatero a tus zapatos!
Seguiremos con el tema.
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