Desde 2011, las células madre se han aplicado en la veterinaria y han tenido resultados inmediatos. Tal es el caso de Mía, una perra de raza Golden Retriever que nació con problemas de cadera y no podía caminar. Luego de ser sometida a terapia con células madre recobró su movilidad y a sus tres años lleva una vida como la de cualquier otro canino.
Las células madre pueden ser aplicadas en todas las especies, pequeñas y grandes. Incluso se pueden utilizar en la ganadería. “Con su aplicación se pueden regenerar todas las capas de la piel y curar enfermedades degenerativas”, afirmó la especialista en células madre Grisel Pérez González, del laboratorio de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del IPN.
La especialista detalló que las células se obtienen de la misma grasa del animal por medio de una microcirugía. Posteriormente son llevadas al laboratorio para multiplicarlas hasta que se tiene el número necesario y después se le aplican al perro vía intravenosa o directamente en el órgano afectado.
Este tratamiento también se realiza en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por medio del Hospital Veterinario de Especialidades en Pequeñas Especies, donde se han atendido más de 300 casos.
Algunos de los casos
Ingrid Fuentes es dueña de Tobi y Cami, una pareja de perros Chihuahua que fueron sometidos a la terapia regenerativa de células madre. Debido a una lesión en la médula espinal, Tobi dejó de mover sus patas traseras. A su dueña solo le dieron dos opciones: sacrificar a su perro con una inyección o adaptarle una prótesis. Su dueña se rehusó y optó por las células madre.
Jessica Pelayo Garduño, Médico Veterinario que atendía a Tobi, explicó que a pesar de varios tratamientos a base de desinflamatorios, vitaminas, terapia de rehabilitación con fomentos calientes y electro acupuntura su mejoría no era notable.
Sin embargo, tras recibir la primera aplicación de células madre a los 4 días pasó de ser un paciente parapléjico que prácticamente se arrastraba con las patitas de atrás a poder apoyarse. Luego, tras tres aplicaciones en un mes y medio tuvo mejoría al 100 por ciento.
“Nos habían dicho que era muy difícil que Tobi volviera a caminar, que el problema era muy severo, que lo durmiéramos o pusiéramos rueditas, pero no quisimos y empezamos a buscar más y pues ya tenemos 8 años con la doctora Jessica (…) nos recomendó la terapia celular y estamos muy contentos porque no tuvimos que matar a nuestros perritos”, concluyó Ingrid.
Fuente: izq.mx
Dr. Álvaro H. Skupin, MD, FACP, FCCP
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