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La salud en Estados Unidos es un problema muy serio

No conocía a Bernie Sanders. Mi sobrino me habló de él y me envió información valiosa sobre sus ideas. Me sorprendió su postura sobre los derechos de las mujeres, la situación de la educación, el desastre del sistema de salud y cómo critica la desigualdad social en este país.

Me he pasado la vida hablando mal de la mayoría de los políticos. Nunca he estado inscrita en ningún partido, ni aquí ni en mi país de origen. Tampoco ahora lo haré para así poder mantener la libertad de escribir y hablar en televisión a calzón quitado como lo he hecho por años. Pero pienso que los latinos debemos saber qué piensa este político sobre aspectos fundamentales como la salud, la educación y la injusticia social. Si no tenemos en las presidencias de nuestros países gobernantes que piensen así estamos feos para la foto y peor para el video.

No quiero ser pesimista pero necesitamos un cambio radical en el mundo. La gente está cansada y ya no cree en los políticos. La gente está cansada de trabajar duro y ni siquiera poder comprar sus medicinas cada mes. Yo que soy una privilegiada en este país, me indigné cuando fui a comprar mis pastillas para la presión arterial y mi plan médico no las cubrió. Cuando pregunté el precio casi me caigo. Habían aumentado al doble. ¡De doscientos cincuenta dólares las aumentaron a quinientos!

Me negué a comprarlas y a pocas cuadras fui a otra farmacia donde las encontré a doscientos cincuenta dólares. Yo quisiera que alguien me explicara esto como si yo tuviera cinco años. ¿Acaso es la salud y la medicina un mercado de «cosas», o sea, de objetos? ¿Cuánto vale un ser humano, su salud y su cuerpo? ¿Es que ya todo está en venta en Estados Unidos? Da vergüenza que en el país más poderoso del mundo comprar una medicina que debe beberse a diario, sea un lujo y que las farmacias y farmacéuticas jueguen con los precios como si se tratara de una botella de whisky y nosotros lo permitamos.

Por si no lo sabía, la comunidad latina es una de las más afectadas por la falta de un seguro médico. Nosotros podríamos prevenir trastornos serios de salud si nuestro sistema de cuidado médico fuera asequible para todos. Bernie Sanders cree que Medicare debe ser universal. El cuidado médico NO debe ser un privilegio, debe de ser un derecho.

El plan de Bernie cubriría a TODOS, incluyendo a la comunidad indocumentada. Todos tenemos derecho a la vida. Los fondos para este programa federal vendrían de los multimillonarios de este país. Los que vivimos aquí pagamos los precios más altos de los medicamentos recetados en el mundo. Sólo el año pasado, casi uno de cada cinco estadounidenses no pudo pagar sus medicamentos recetados.

En 2015, treinta y cinco millones de estadounidenses no pudieron obtener sus recetas porque no tenían suficiente dinero. Decenas de miles de estadounidenses ahora gastan más de cien mil dólares al año en medicamentos recetados. Esto no ocurrió por accidente. En 2014, la industria farmacéutica gastó más de doscientos cincuenta millones de dólares en cabildeo y contribuciones a campañas políticas.

Necesitamos un candidato que haga frente a las compañías farmacéuticas y nos defienda. Esa es la promesa de Bernie Sanders. El proyecto de ley de Bernie requeriría que Medicare negocie con las compañías farmacéuticas para reducir el precio de los medicamentos. Esto no sólo reduciría sustancialmente los precios que tienen que pagar las personas de la tercera edad por sus medicamentos, también podría ahorrarle a Medicare más de quinientos millones de dólares en la próxima década. Su proyecto de ley haría que las empresas de medicinas que cometan fraude, paguen una multa y pondría fin a los «pagos por demora» que impiden que los estadounidenses tengan acceso a los medicamentos genéricos más económicos.

No deberíamos tener que vivir con el temor de sumirnos en la pobreza si nos enfermamos. Da vergüenza que eso ocurra en el país más rico del mundo. La gente no debería de vivir sin los medicamentos que necesita, sólo porque sus funcionarios electos no están dispuestos a desafiar a la industria de cabildeo de las compañías farmacéuticas.

¿De qué sirve vivir en el país más rico del mundo si nuestra gente no puede comprar los medicamentos que podrían salvar sus vidas?

No sé si Bernie Sanders cumplirá su promesa o si le permitirán hacerlo, pero el solo hecho de que hable con honestidad y claridad sobre estos problemas tan serios de nuestra sociedad, ya ayuda a nuestra comunidad hispana a que abra los ojos. De seguir ciegos y mudos ante cosas tan serias e inhumanas nos quedaremos sin futuro.

Recuerden: una sociedad que no protege a sus viejos y a sus niños, no merece la pena llamarse sociedad.

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