Por la Dra. Nancy Alvarez
Me ha tocado hacer dos viajes a República Dominicana por asuntos médicos. Lo que pasamos con el servicio de sillas de ruedas fue pésimo, tanto en Miami como en Santo Domingo. ¿Adónde se ha ido el respeto por los enfermos? Parece que, como casi todo, ese servicio se lo llevó la pandemia.
Viajar como antes del desgraciado pajarito, que aún nos tiene medio locos, es un sueño y nada más. Por problemas en una rodilla, me pasé años usando sillas de ruedas. En esa época, el servicio daba gusto. Te trataban con respeto, de verdad se te daba preferencia, te recogían en el avión al salir y te llevaban hasta tu carro al llegar al destino.
Llego al aeropuerto de Miami y, a pesar de pedir el servicio, tengo que caminar hasta donde supuestamente te lo dan. Una mujer bien desagradable te cube que no sabe cuándo traerán la silla. Hay mucha gente esperando. O sea, que usted pierde el avión o se va arrastrando su pierna. Al cansarnos de esperar, decidimos caminar, sin poder.