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Dar en la medida en que se recibe

Normalmente, exigimos cosas que nuestra pareja no puede darnos. La pareja se compone de dos seres que comparten una vida en la que debe haber justicia relacional. O sea, dar en la medida en que se recibe. Lo justo sería que cada uno diera un 50%.

Realmente es doloroso sentir que mi pareja puede darme algo, pero me lo niega o esconde, sabiendo que lo necesito. Esto es algo muy difícil de soportar. No hay justicia en esa relación, ni mucho menos reciprocidad.

Pero, ¿qué es la reciprocidad? Dar en la medida en que se recibe, tener una relación justa. Cuando esto no sucede, el que da y recibe poco, se siente frustrado y de mal humor; no entiende por qué su pareja no puede darle en la misma medida.

Aquí surge algo nuevo. ¿Y si no puede darte lo que estás pidiendo? Muchas mujeres exigen a los hombres que sean tan emocionales y afectivos como ellas, que digan «te quiero», que pidan perdón y un gran etcétera. Sabemos que los hombres son analfabetos emocionales.

Cuando digo esto, no es para culparlos, ni para que se sientan mal. Muchos sienten que los estoy insultando, pero en realidad critico a una sociedad que forma a hombres incapacitados para amar, para pedir perdón y decir «te amo». Incapacitados si no pueden «cumplir con sus tres P»: proteger, preñar y proveer. Y al hombre, que es un pene erecto caminando por la vida, también se le exige tener siempre una erección y ser un gran amante.

Con todas estas exigencias es muy difícil que los hombres tengan contacto con sus emociones, que puedan ser tiernos y cariñosos. ¡La sociedad se lo prohíbe! Recuerde que le dicen constantemente: «el hombre no llora».

Mujeres, piensen bien antes de exigir lo que el hombre no puede dar. Hombres, nunca exijan a una mujer que sea una gran administradora, que no viva pendiente del romance, de que usted le mande flores y le diga «te quiero». Esas cosas son como la piel de la mujer. Y si usted no me entiende, también fracasará.

Una relación funciona cuando entiendo que mi pareja, aunque quiera, no puede darme todas las cosas que deseo. Y cuando mi pareja entiende que yo, como mujer, no puedo complacerlo en muchas cosas que espera de mí. Eso se llama madurez.

Lo importante es que intentemos dar el 50% en la relación, que cuando no podamos, no tengamos miedo en decir: «esto es lo máximo que puedo dar, pero quisiera darte más».

Hay que ser justos y no tacaños cuando se trata de dar a nuestra pareja. Si usted gana más, usted paga más en los gastos de la casa. Y él, lo más que pueda. El punto es no abusar.