Una amiga nos llama porque su esposo está en cuidados intensivos con Covid-19, y no mejora. Le hablamos de una experiencia en China, que ya, gracias a Dios, empezaron a aplicar a los pacientes en Nueva York: la vitamina C en grandes cantidades por las venas. En varios hospitales de Nueva York les dan 45 gramos durante el día. Esta terapia se hace con mucho éxito desde los años 70 para subir las defensas del organismo.
Es un excelente tratamiento. Lo he vivido con familiares y conocidos, en casos de cáncer, fuertes gripes, flu o influenza, etcétera. De hecho, mi hermana y mi cuñado acaban de ponérselo para aumentar sus defensas ante la pandemia. Yo pienso hacerlo tan pronto pueda. Los pacientes se recuperan rápidamente, ya que fortalece el sistema inmunológico.
Envié a mi amiga un artículo donde se explica la experiencia de Nueva York y los estudios en China. En ese país dieron vitamina C en grandes cantidades a nueve pacientes positivos al virus, y todos lo rebasaron y salieron sanos.
Por otra parte, actualmente, hay 23 estudios en China sobre el uso de células madre. Durante la pandemia las aplicaron a cuatro pacientes graves en cuidados intensivos, y en tres días salieron del ventilador y de cuidados intensivos. En cuatro días más, volvieron a sus casas. Las células madre regeneran el daño terrible que el virus hace a los pulmones, entre muchas cosas más.
El médico de mi amiga le contestó que tales tratamientos no estaban aprobados por la FDA. Querido doctor, permítame decirle que ninguna de las medicinas usadas actualmente contra el Covid-19 están aprobadas para ser usadas en esa enfermedad.
Peor aún, actualmente no existe nada aprobado por la FDA que controle el virus. Se usan varios medicamentos que han ayudado, pero que no fueron creados ni aprobados para el Covid-9, sino para otras infecciones como el HIV, el ébola o la malaria. La ignorancia es atrevida.
El presidente de EEUU pidió que los científicos y médicos buscaran nuevas opciones y le comunicaran qué podría ayudar, “aun si estuvieran en estudio y no fueran aprobadas por la FDA”. Dicho sea de paso, cualquier aprobación toma tiempo y cuesta muchísimo dinero.
Mientras tanto, miles están muriendo. ¿Qué hacemos? ¿Quedarnos con los brazos cruzados? No es hora de volvernos más engreídos ni de creernos dioses. Esta pandemia nos ha demostrado que somos sumamente frágiles. Y que algo muy pequeño —tanto, que hay que verlo con microscopio— ha puesto el mundo patas arriba. Ya es hora de dejar el ego fuera del hospital y ser humildes para salvar vidas.
Definitivamente, muchos médicos dan excusas cuando no conocen sobre algo y no escuchan otras opciones. Como dice una frase muy conocida, “los publicistas publican sus errores y los médicos los entierran”. Aún así, agradecemos a la clase médica su esfuerzo y el riesgo al que exponen sus vidas en estos momentos.
Este es un mensaje para los médicos, pero, usted, jamás improvise. Hable con su médico, y si no está de acuerdo, busque una segunda opinión.