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La importancia de los vínculos emocionales en el desarrollo de la sexualidad

Es una pena el analfabetismo emocional que nos caracteriza en este aspecto. A la hora de entender la importancia de los

  vínculos afectos,

  no solo los hombres son analfabetos. Cuando hablo de

 vínculos afectos,

  veo en la cara de la gente interrogantes, duda, o lo que es lo mismo, no están seguros de qué demonios estoy diciendo.

 

Si se lo digo a un hombre, corre a decirme que él es un buen proveedor, que le da de todo a su mujer y a sus hijos, que su esposa anda en el carro del año, tiene casa propia, etc. Para ellos, eso es tener un vínculo. Quizás si le sigo preguntando hablará de sexo, dirá que la satisface sexualmente, que hace el amor con frecuencia pero aún así sigo viendo en su mirada que está perdido, tratando de entender qué es eso del

 vínculo afecto.

 
Si estoy hablando con una mujer, inmediatamente comenzará a enfocarse en el cuidar y el dar. Dirá que ella cuida a sus hijos y su esposo, les da de comer y les limpia sus cosas, su ropa y su cuarto. Recalcará que está atenta a sus citas médicas, a qué hacen, a sus cumpleaños y quizás hable de darles afecto. Está un poco más cerca de la realidad del vínculo pero aún no entiende lo que hace y qué, de eso que hace, realmente contribuye a que exista un verdadero vínculo con sus seres amados. Crea vínculos instintivamente, pero no hay un conocimiento de causa.
 
La vinculación comienza con nuestro nacimiento. Esto tiene mucho que ver con nuestra sexualidad. Somos seres sexuales desde el momento de nuestro nacimiento. Esos primeros minutos que transcurren después del nacimiento y cuando le es entregado el niño a su madre, son vitales. Ahí comienza la relación entre los dos, relación que incidirá fuertemente en la salud sexual y afectiva de ese niño. Ese contacto amoroso es lo que logrará que los niños aprendan a quererse a sí mismos, a sentirse que están a salvo, a amar la vida y a los demás.
 

Así podemos definir, en este caso, la vinculación como la cantidad de conexión física y emocional que se da entre ellos. De ahí la importancia de que tan pronto se pueda luego de nacer, el niño entre en contacto con la piel de la madre. Lo ideal es que poco tiempo después de nacer, aún sin limpiar la sangre, sea puesto en su pecho y pueda escuchar los latidos de su corazón. Los mismos que escuchó mientras estuvo en el útero y que le dan paz, luego de la experiencia que acaba de vivir, bastante traumática, por cierto. El nacimiento es sumamente difícil, los niños después de nacer se quedan llenos de

  ansiedad,

  de una

  ansiedad generalizada por un tiempo, es lo que Otto Rank llamó: el trauma del nacimiento.

 
Hoy sabemos que la calidad de relación con la madre se encuentra íntimamente ligada a la capacidad de estar cerca de un ser humano sin miedos, de confiar, de entregarse y SOBRE TODO, determina la capacidad de disfrutar su sexualidad.
 

Es en la infancia cuando el niño percibe el elemento más importante de la sexualidad: El tacto. Por el tacto expresamos nuestro afecto, nos conectamos con otra persona y es una parte fundamental de la intimidad. Poder tocar y ser tocado en libertad, es la base de una sexualidad sana y gratificante. Todo padre debe contribuir a que su hijo desarrolle esta capacidad. De hecho, varios estudios demuestran que la falta de estos estímulos táctiles provoca serios problemas en los niños, se sumen en un letargo, una

 depresión

  profunda que los podía llevar a la muerte. Esto fue descubierto a principio de siglo por el Dr. R. Spitz. Cuando el niño puede tocar, oler y sentir la voz y la presencia de sus padres, siente que está a salvo y que es amado. Que es deseado, bienvenido y que se le quiere. Los estímulos táctiles y la vinculación van de la mano, a mayores caricias, mayor es el vínculo.

 
“La asociación entre el tacto, el placer y la sexualidad, la realiza el niño durante la infancia. El estimulo táctil que ahora lo relaja, lo asociará años después con la sexualidad. Los niños aprenden que el contacto físico con otras personas es bienhechor, gracias al placer que experimentan durante sus primeros años de vida” (Cómo educar hijos sexualmente sanos, J.Flowers, J. Horsman y B. Schwartz)
 
Crear y mantener vínculos de afecto es una destreza que debe ser comprendida y practicada por los adultos, pena que muchos vienen “viciados” de su niñez. Esto afecta su sexualidad y sus relaciones, impidiéndoles ser felices y desarrollarse.
 

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