La testosterona no es solo cosa de hombres, como pueden pensar algunos (o algunas). Esta hormona está presente tanto en varones como en mujeres, con la diferencia de que su papel en la vida sexual masculina es de vital importancia.
Para que se den cuenta: la producción de esta hormona en adultos masculinos es 20 veces mayor que la de mujeres adultas, lo que dice bastante de su importancia en asuntos como la virilidad, la producción de esperma o el óptimo nivel de la libido. Y ya sabemos que esas cosas de verdad, y con razón, les quitan el sueño a los caballeros.
Pero, si bien es natural que los niveles de producción de testosterona bajen con los años, también es cierto que puede registrarse un descenso anormal a partir de los 30 años. Esta disminución puede deberse a factores como la enfermedad de hipogonadismo (que es identificable con certeza), pero también a problemas que se dan con bastante facilidad en la vida moderna: obesidad, diabetes, enfermedades crónicas hepáticas o renales, cuadros infecciosos, alteraciones hormonales, entre otros.
Si usted es un varón dentro del grupo de riesgo, preste atención a estos síntomas: cambios en los patrones de sueño o insomnio; disminución de la masa muscular y aumento de la grasa corporal (especialmente en la zona del abdomen); depresión, falta de energía, problemas coronarios; y cambios en su vida sexual, como reducción del deseo sexual, infertilidad y la temida disfunción eréctil.
Si la agitada rutina y el estrés producido por la complicada actividad diaria causan depresión, más una vida sedentaria y su consecuente obesidad, le conviene atender el problema o reforzar sus niveles hormonales para asegurarse que todo esté dentro de los límites normales.
Y es que esto tiene solución: existen tratamientos para este padecimiento, como inyecciones hormonales, tratamientos con parches dérmicos, cremas, pastillas y productos naturales. Esta última opción tiene enorme efectividad y, si me lo preguntan, recomiendo la marca Low-T, que son cápsulas que, además, el organismo asimila sin problemas gracias a sus compuestos naturales.
Por supuesto, es importante consultar con un especialista que determine la necesidad y la aplicación del tratamiento, pero esto es lo fundamental: si siente que su vida sexual y su energía vital no son las de antes, no se quede de brazos cruzados. No hay razón para que no viva su vida plenamente, ni para que renuncie a ser el “tigre de ayer” en la intimidad.