Henri Lacordaire, filosofo y sacerdote francés, dijo:»¿Qué es una familia sino el más admirable de los gobiernos?»… El mundo, EL HOMBRE y la mujer moderna se plantean esta pregunta hoy más que nunca.
Cuando el índice de separaciones y divorcios crece aceleradamente, muchos hijos con problemas, la familia se destruye y la sociedad se convierte en un caos sin valores, sin solidaridad, sin futuro emocional.
La realidad es que la humanidad, en su mayor parte, está muy preocupada por la relación de las parejas y la relación con los hijos. Las parejas en general desean ser buenos padres, ser más felices y completos. En fin, estamos MUY preocupados por la familia, pero no sabemos que hacer, y lo que hay que hacer es ya CIENCIA.
Los estudios indican que la gente quiere orientación, conocer cómo ser más feliz, cómo vivir mejor. Esto será muy difícil de lograr sin desarrollar un nuevo masculino, y sin que la mujer entienda que necesita educar al hombre y esperar que admita su necesaria revolución masculina, así como nosotras pasamos por una revolución femenina …que aún no termina.
Aunque en ciertos países las mujeres anden con las caras cubiertas, y sean consideradas menos que un perro callejero, ésa no es la situación de las mujeres hoy día en otras partes del mundo. La mujer a cambiado, el mundo a cambiado, tenemos un nuevo femenino… Pero ¿dónde está el nuevo masculino?… ¿el nuevo hombre que esta nueva mujer necesita?
Ellos tienen que caminar hasta donde nosotros hemos llegado, pero aún estamos muy atrasados en lo que a relación hombre-mujer se trata. Es como tener un gobierno cuyos reyes no se ponen de acuerdo. El núcleo ejecutivo (papá y mamá) no funciona, por ende los hijos y la sociedad tampoco.
Muchos hombres se encuentran inmersos en una cantidad de dilemas obstaculizantes que no tienen las mujeres.
«Muchas veces no sólo no sabemos qué hacer con el amor, como si quemara, sino que no hayamos la forma de entrar en él sin tanta carga negativa. Para poder amar en paz debemos aprender nuevas formas de relación, pero también desaprender otras»,(Walter Riso).
Esto conlleva modificar las viejas costumbres y destruir las barreras que no les permiten amar de forma sana, ya que los hombres sí son capaces de amar, pero deben derribar las barreras que no se lo permiten.
«Hay que limpiar esos canales de comunicación y solamente compete al varón hacerlo» (Walter Riso, «Intimidades Masculinas»).
Para este autor existen tres conflictos afectivos que han caracterizado la vida amorosa masculina y que, a su juicio, la gran mayoría de los hombres no han resuelto todavía. Estos son:
1) El desbalance interior entre los sentimientos positivos y negativos, lo cual le impide al hombre tener un acceso libre a la ternura. Desde pequeño hemos enseñado a nuestros hijos a mantener una postura agresiva-destructiva. Los hombres no lloran, los hombres son fuertes, eso no es de machos, los juegos agresivos son de varones, los varones van a la guerra, pelean en la calle, etc. A la vez hemos adormecido la conducta de aproximación cariñosa y constructiva, ante los conflictos y la vida, en ellos.
2) La oposición afectiva que mantienen con el sexo opuesto, que les impide identificarse con lo masculino y acercarse a lo femenino. Ser hombre es no ser mujer. No parecerse a las mujeres es fundamental. De lo contrario, corren el riesgo de que lo llamen «mariquitas» o «afeminados». O sea, hemos confundido lo masculino con «no ser femenino».
3) La dificultad de entregarse a los hijos con el lado maternal que todo hombre tiene. Este es el conflicto con lo paternal. Para muchos varones ser padres es sentir miedo y una gran responsabilidad. Le hemos negado el disfrute de la bendición que supone ser padre.
Debemos ser nosotros los que cambiemos este lastre que tienen los hombres, lo contrario no es justo ni para ellos, ni para nosotras… Y lo peor es que quienes más lo sufren son nuestros hijos.
Resumen:
- La familia es como un gobierno. Si quienes la dirigen están mal, el gobierno está
- Se ha educado al hombre con el concepto errado, ser hombre es no ser mujer.
- Por esto los hombres se pierden el ser padres, la ternura, la afectividad.
- La sociedad le tiende trampas a los hombres que las mujeres no tienen que enfrentar.
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Necesitamos una
educación sexual
integral, donde estos
problemas de pareja
que se originan en problemas de genero, sean discutidos y superados.